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domingo, 17 de marzo de 2013

No somos uno solo, somos todos.

Por mucho que te esfuerces en algo, que de verdad te importa, habrá algún día que llegué otro y te arrebate lo que mas deseabas en ese momento, ganar. Tú podrás haber echo todo lo posible pero ese otro hizo mas que tú, la moneda cayó en su favor.
Todos esos detalles que tan poca importancia le dabas, son los que luego marcan esos finales felices o desgraciados y ahí es cuando te das cuenta que te tienes que esforzar aun mas de lo que puedes dar para que la próxima vez sea mas fácil el final o simplemente para que el otro sea el desafortunado ya que él carece de lo que tu posees.
 En los finales felices todo es maravilloso no das importancia a todo el pasado ya que esa avaricia, esos deseos se han convertido en realidad, sin embargo con los finales desgraciados todo se te echa encima, le pones a todo excusa, como si todo la culpa fuera tuya, pero esas conclusiones solo se pueden tomar cuando el que juega eres tú solo, sin nadie que te ayude para marcar el siguiente punto, que cuando ganas, ganas tú y cuando pierdes, pierdes tú, y toda responsabilidad es tuya, pero en mi caso es todo lo contrario, yo no juego solo, no, yo juego con un equipo que no son simplemente compañeros dentro y fuera de la pista, sino que son un grupo de amigos que sabes que serían capaces de defenderte en cualquier situación, que sabes que si fallas no te van a recriminar, sino te van a animar para que la siguiente jugada cambie la suerte y puedas anotar. Cuando tú juegas con un equipo, todos ganan o pierden juntos porque los 20 puntos de un jugador son igual de importante que los 2 de otro, ya que esos 2 puntos o ese rebote han podido ser los definitivos para ganar el partido, o cuando pierdes ese punto decisivo para ganar no se decide solo, va seguido de todos esos fallos de cada uno que han conseguido dar el pitido final, sin embargo cuando juegas sólo el único responsable eres tú.
Este texto va dirigido para todos los compañeros con los que llevo jugando tres años increíbles, con grandes anécdotas que contar. Pero sobre todo se lo quería dedicar a mi equipo actual, ya que nos encontramos en una situación difícil debido a que ese tipo de finales que antes eran felices ahora están siendo desgraciados, pero a pesar de todo se que sabremos saltar ese obstáculo que nos impide terminar como nosotros queremos y nos merecemos.
Hidra.

viernes, 1 de marzo de 2013

Reírse de nuestra ignorancia.

Muchas veces se confunde el tener unas buenas calificaciones académicas con el tener cultura general. ¿Por qué se tiene una idea equivocada de la gente? La respuesta es muy fácil, la gente te critica, te juzga sin saber nada sobre ti, no saben tus aficiones, tus gustos, tus intereses, no saben nada sobre ti, pero ellos siempre te echan un ojo por encima y tratan de jugar al azar con tu personalidad. Obviamente nunca aciertan, y entonces cuando todos están callados tu levantas la mano y sorprendes a toda esa gente que nunca había confiado en ti, que dudaba de tus conocimientos. Aquí es cuando te das cuenta que toda esa gente que te rodea, que te mira con aire superior a ti no es nadie, son unos pocos mas que te infravaloran.
Y un día llegas a la conclusión que de que sirve el tener mejores niveles académicos cuando careces de cultura general, de conocimientos esenciales para la vida y para saber defenderte día a día de los grandes delincuentes que nos rodean. 
Antes se reían de ti por sacar peores notas que ellos, ahora te ríes tu de ellos, de su incultura, de que no saben nada y de lo mucho que sabes tú pero a la vez es poco.
Hidra.