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jueves, 14 de agosto de 2014

Ciudadanos de un lugar llamado mundo.

Llevar un continente y dos países visitados en menos de un mes, mas de 20 horas volando, aprender dos culturas totalmente diferentes, en un mes estaré de nuevo volando, y si entre otras cosas he venido a fardar.
Parece tan inverosímil que en unas pocas horas estés en tu casa, de vuelta a la rutina diaria cuando hace menos de un día estabas en la otra punta del mundo, pero así está el mundo, echo un jodido lío viendo como unos cuantos seres insignificantes desafían sus límites que algún día les llevarán hasta su propia tumba.

Una de las cosas que se aprenden viajando es a volar con Ryanair y vivir para contarlo o si eres un poco mas inteligente no coger un vuelo con Malaysia Airlines pero estas historias ya son demasiado mainstreams como para hablar de ellas.
Viajas, vuelves a casa y qué, pues quieres volver aquí nadie es gilipollas. Pero cuando ya te encuentras nostálgico viendo las miles de fotos que has tirado con tu cámara y al lado tu té rojo, haces preguntas sin sentido que llevan a un debate con tu mente, pero mierda, olvidé que siempre gana el mas fuerte, acabo con la cubitera del congelador, dejo sin hielos para el tinto, acabo con media cara tatuada de un zapatillazo, vuelvo al aire nostálgico. ¿Qué es eso de las fronteras? Todos vivimos en la misma bola de mierda, cada uno con sus culturas pero al fin y al cabo gilipollas, delincuentes y gente decente vas a seguir encontrando vayas a donde vayas porque cada uno somos de lo que nos educan y eso no depende de culturas, ni religiones, ni colores, realmente depende de ti mismo. Y aún así sigue habiendo gente que dice ser diferente a otra cuando solo las separan unas líneas imaginarias que ni sabrían ubicarlas.

Por suerte sé lo que no soy: Gilipollas, delincuente, alguien decente.

Hidra.

PD: Aunque gilipollas un poco.

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